Este es un escrito irreverente, pero no ofensivo. Parte de la pregunta del título: "¿Por qué las religiones son tan tristes?" Voy a tomar la Cristiana como ejemplo. La Biblia, libro mayor que contiene su doctrina, es un compendio de sesenta y seis libros menores que fueron escritos a lo largo de aproximadamente un mil quinientos años. No hubo pues un sólo autor, ni fue enteramente escrita durante el período vital de alguno o algunos de ellos. Quince siglos de escritura significa muchos autores, mucho desarrollo histórico, mucho tiempo de vida, hechos, recuerdos, compilación, interpretación y luchas por poder y preeminencia. La misma autoría del "Pentateuco", los cinco primeros libros del "Antiguo Testamento", se discute. ¿Los escribió Moisés? ¿Fue sólo él? ¿Cómo pudo escribir sobre su propia muerte? Las dudas persisten, la discusión continúa y eso da pie a mi irreverencia. No acepto, sin reflexión, la interpretación ortodoxa oficial sobre un libro que pudiera ser, en algunas de sus partes, una impostura. No lo acuso de serlo, sólo lo discuto. Vamos a situarnos en el "Nuevo Testamento", el que narra unos pocos años de la vida de Jesús. Más concretamente en el evangelio escrito por Juan, tradicionalmente fechado unos noventa años después de la crucifixión y posiblemente originado en Efeso.
Aquí entran las preguntas que me dicta el corazón y respalda la razón: ¿Cómo pudo ser Jesús tan triste? -como lo retrata Juan- ¿si su Padre le encomendó la más hermosa misión de la cual se tenga recuerdo? ¿No era esto motivo suficiente para estar contento, andar alegre por la vida y sentirse feliz y pleno del Amor que enseñaba? Pero en el evangelio de Juan ¿sonrió Jesús alguna vez? ¿Soltó alguna carcajada? ¿Incluyó algún chascarrillo en sus sermones? ¿Hubo algún humor en sus parábolas? El Jesús de todos los evangelistas -sin excepción- es serio, monotemático y para mi gusto aburrido. Acepto su doctrina pero rechazo su didáctica. Mas, ¿era Jesús así o era Juan el triste, y también Lucas, Mateo, Marcos? Y si el escrito fue dictado a todos ellos por el Espíritu Santo, ¿es Este, de las Tres Personas, la que no tiene alegría?
A mí no me cuadran misión y comportamiento como lo recoge el escrito oficial. Prefiero imaginarme un Jesús humano, reilón y dicharachero que enseñara su doctrina -la más hermosa- rebosado su corazón con el amor a Dios y por lo tanto dichoso. No son dichosos los tristes, y por eso no me cuadra el personaje descrito por Juan, ni por Lucas, Mateo, Marcos.
¿Significa lo que escribo que considero a la Biblia definitivamente una impostura? Para nada. Los impostores pudieran ser los monjes que la reescribieron y los miembros del concilio que la ensamblaron. ¡Pero yo Protesto! Jesús tuvo que ser alegre por misión, personalidad divina y vocación. ¿O Dios es pura cólera, represión y castigo? Si fuese así, ¿entonces quién creó la alegría en las alas del colibrí, la sonrisa en el rostro de mi nieto, el rumor del agua cuando habita el río? Es más, ¿quién creó la belleza de la vida, los hijos y el Amor? ¿Fue Dios? Entonces no pudo tener un unigénito tan desabrido. Es la supuesta tristeza de Jesús la impostura que sospecho; y además y me niego a vincular nuestra nuestra Fé sólo a un Cristo ensangrentado. He aquí mi irreverencia: creer que Jesús era un tipazo.
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